"Ya no me necesitas, es lo mejor. Eras alguien a quien yo solía conocer, fue muy simple despegar. Sólo un corto tiempo y te buscaste un nuevo corazón.
Ahora tienes tu propio show, como un rey vengador, vengador. No te alcanza con improvisar el descaro, baby, es parte de la diversión.
Ahora vamos a ver tu show en el cuarto de un hotel, frente al mar. Lee mis labios karaoke, como un rey convénceme, convénceme." (Cerati - Siempre es Hoy 2003:08 - Karaoke)
Yo me fui apuntalando como elegido
terminé empalado.
dice Cerati también en otro versículo previo (de esa misma carta), "será la cura para todo, la cura para todo mal que no merezcas". el punto es: ¿que hay si finalmente se merece el mal?. Cerati habla de amor en la totalidad de "Siempre es Hoy". es muy difícil no esperar nada, pero recibir lo equivocado es lo mal. todos venimos siempre esperando, porque algo debe haber, algo tiene que haber. siempre hay esperanza, pero ¿y qué se hace cuando no se puede esperar?
el desabrigo del amor deshace, horada, lacera. no se puede percibir dolor en el amor que no está vivo. es más triste.
me encomiendo a San Cortázar, a San Benedetti; todos santos de un corazón que late sin psique (la razón perdida).
ciudadano de paso
ignominia, curiosidad, intensidad.
viernes, 17 de diciembre de 2010
sábado, 4 de abril de 2009
la memoria de 35mm
a veces me da miedo no poder reconocer las caras en las fotos que tomo, por eso quizás es que no tengo fotos.
tampoco tengo fotos con mujeres porque esas hacen daño. de esas recuerdo todos los nombres, los apellidos, los perfumes, el acento, el largo en milímetros del cabello y todos esos detalles tan comunes en la memoria tormentosa de un retratista mental. luego entonces, ¿para que recordar sus caras? si es posiblemente lo único que puedo olvidar.
el problema con las fotos es que tienen efectos colaterales importantísimos, la turbulencia en el foco de la mirada y los espasmos abdominales se presentan comunmente cuando se cae al exceso de vistazos. la dependencia física se manifiesta con la ornamenta de los lugares de trabajo, las billeteras y los teléfonos móviles. la dependencia psicológica está más ligada a las fotos que nunca deseamos que existieran, pero que equivocadamente manifiestan su certeza material.
tengo más fotos de las que quisiera tener. todas ellas tienen personalidad y las he bautizado con un nombre propio. es mucha responsabilidad para mi apadrinar tantas fotos. pocas de ellas tienen que ver con alguien más, generalmente son tan independientes como su creador.
cuando dejo de reconocer los rostros en las fotos, un síncope de la personalidad se advierte en mí -o lo que queda de ese sujeto llamado yo- (bis).
tampoco tengo fotos con mujeres porque esas hacen daño. de esas recuerdo todos los nombres, los apellidos, los perfumes, el acento, el largo en milímetros del cabello y todos esos detalles tan comunes en la memoria tormentosa de un retratista mental. luego entonces, ¿para que recordar sus caras? si es posiblemente lo único que puedo olvidar.
el problema con las fotos es que tienen efectos colaterales importantísimos, la turbulencia en el foco de la mirada y los espasmos abdominales se presentan comunmente cuando se cae al exceso de vistazos. la dependencia física se manifiesta con la ornamenta de los lugares de trabajo, las billeteras y los teléfonos móviles. la dependencia psicológica está más ligada a las fotos que nunca deseamos que existieran, pero que equivocadamente manifiestan su certeza material.
tengo más fotos de las que quisiera tener. todas ellas tienen personalidad y las he bautizado con un nombre propio. es mucha responsabilidad para mi apadrinar tantas fotos. pocas de ellas tienen que ver con alguien más, generalmente son tan independientes como su creador.
cuando dejo de reconocer los rostros en las fotos, un síncope de la personalidad se advierte en mí -o lo que queda de ese sujeto llamado yo- (bis).
jueves, 26 de marzo de 2009
impersonal no es lo mismo que ajeno
estoy en el punto donde me he vuelto extranjero de mi propia casa, de mi ciudad, de la cotidianeidad, de la rutina que impera los acontecimientos del diario.
nada me resulta familiar, ni mi cama, ni mi plato, ni mi nombre. acabo reinventandome una situación para cada día (en el mejor de los casos). resulta común que me den un rol por escrito al principio del día, sin concesión de ensayos, teniendo que representar mi papel (diario) con la abdicación de la conciencia propia, sometiéndome a la voluntad del personaje.
resulta que me levanto en una habitación diferente cada día, nunca con la misma iluminación o con las mismas noticias de un mismo noticiero. me enferma, me provoca nauseas. es tanto, que admiro la voluntad del alcohólico para asirse a una botella, la persistencia de las anoréxicas, la infidelidad de las amantes casuales. encuentro todo tan perfectamente extraño, tan incoloro, tan ajeno.
estoy pasando por la ansiedad de los navegantes horas antes de hacerse a la mar (esa mar siempre tan femenina, tan maternal, tan exigente como una quinceañera enamorada, tan voluble como una señora cincuentona).
soy de paso porque no me acomoda. soy ciudadano porque tengo papeles.
¿alguien sabe donde es la siguiente parada?
soy tan molesto para cualquier ciudad, tan incómodo que no me queda mas que la movibilidad.
no tengo maletas, ni pertenencias, pero no me pueden declarar vagabundo porque tengo mucho trabajo que hacer.
la mitad de nada es la falta de voluntad. deseo entrar en alguna corte para reclamar mi derecho de guardar silencio y abtraerme en alguna celda, perder mi condición bogavante, dejar el cascarón en algún bote de basura (si se me concede hacerme a la mar, a la celda, a la punta de un cerro). pero ese es el papel que me toca interpretar hoy, mañana no se.
al menos hoy, no quiero mas que intoxicarme de algún sueño ajeno, de la voluntad de algún personaje, esconderme en la fragilidad de un guión para no tener que ejercer la conciencia propia. y cuando mañana lea este post, cuando me afronte como cada día con el deber de volver a retar a esta ciudad, a esta casa, a esta maleza que ahorca, asfixia y trepa hasta el cogote, será entonces cuando vea que el papel de hoy, no era el de mi propia vida.
al menos hoy, no quiero mas que intoxicarme de algún sueño ajeno, de la voluntad de algún personaje, esconderme en la fragilidad de un guión para no tener que ejercer la conciencia propia. y cuando mañana lea este post, cuando me afronte como cada día con el deber de volver a retar a esta ciudad, a esta casa, a esta maleza que ahorca, asfixia y trepa hasta el cogote, será entonces cuando vea que el papel de hoy, no era el de mi propia vida.
ser de nadie es lo mismo que ser de todos, tengo que tomar posesión de esta vida, antes que el personaje le gane al dueño de la cara que lo representa.
jueves, 22 de enero de 2009
Se me hace que alguien se equivoca.
Hace muchos días que se me antoja tomar café. He descubierto que el café tiene varias propiedades, entre ellas, que el aroma es directamente proporcional a la compañía de quien se sienta frente al catador.
Hay una variante del café, el té. El té suele ir con la acompañante del degustador de café. Últimamente no veo mucho té en mi mesa. Quizás es culpa del café. O de mis gustos, como este blog.
Como sea, el antojo es por el café; que entre más aromático, mejor.
cchiapaa
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