estoy en el punto donde me he vuelto extranjero de mi propia casa, de mi ciudad, de la cotidianeidad, de la rutina que impera los acontecimientos del diario.
nada me resulta familiar, ni mi cama, ni mi plato, ni mi nombre. acabo reinventandome una situación para cada día (en el mejor de los casos). resulta común que me den un rol por escrito al principio del día, sin concesión de ensayos, teniendo que representar mi papel (diario) con la abdicación de la conciencia propia, sometiéndome a la voluntad del personaje.
resulta que me levanto en una habitación diferente cada día, nunca con la misma iluminación o con las mismas noticias de un mismo noticiero. me enferma, me provoca nauseas. es tanto, que admiro la voluntad del alcohólico para asirse a una botella, la persistencia de las anoréxicas, la infidelidad de las amantes casuales. encuentro todo tan perfectamente extraño, tan incoloro, tan ajeno.
estoy pasando por la ansiedad de los navegantes horas antes de hacerse a la mar (esa mar siempre tan femenina, tan maternal, tan exigente como una quinceañera enamorada, tan voluble como una señora cincuentona).
soy de paso porque no me acomoda. soy ciudadano porque tengo papeles.
¿alguien sabe donde es la siguiente parada?
soy tan molesto para cualquier ciudad, tan incómodo que no me queda mas que la movibilidad.
no tengo maletas, ni pertenencias, pero no me pueden declarar vagabundo porque tengo mucho trabajo que hacer.
la mitad de nada es la falta de voluntad. deseo entrar en alguna corte para reclamar mi derecho de guardar silencio y abtraerme en alguna celda, perder mi condición bogavante, dejar el cascarón en algún bote de basura (si se me concede hacerme a la mar, a la celda, a la punta de un cerro). pero ese es el papel que me toca interpretar hoy, mañana no se.
al menos hoy, no quiero mas que intoxicarme de algún sueño ajeno, de la voluntad de algún personaje, esconderme en la fragilidad de un guión para no tener que ejercer la conciencia propia. y cuando mañana lea este post, cuando me afronte como cada día con el deber de volver a retar a esta ciudad, a esta casa, a esta maleza que ahorca, asfixia y trepa hasta el cogote, será entonces cuando vea que el papel de hoy, no era el de mi propia vida.
al menos hoy, no quiero mas que intoxicarme de algún sueño ajeno, de la voluntad de algún personaje, esconderme en la fragilidad de un guión para no tener que ejercer la conciencia propia. y cuando mañana lea este post, cuando me afronte como cada día con el deber de volver a retar a esta ciudad, a esta casa, a esta maleza que ahorca, asfixia y trepa hasta el cogote, será entonces cuando vea que el papel de hoy, no era el de mi propia vida.
ser de nadie es lo mismo que ser de todos, tengo que tomar posesión de esta vida, antes que el personaje le gane al dueño de la cara que lo representa.
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